Mi primera “Comisión de Servicio” y mi primer viaje solo… SOLO… fuera del país… la vez que viajé solo me esperaban en el aeropuerto y las otras veces siempre acompañado… bueno, “para todo hay una primera vez”, versa el dicho…
Esta cosa de los pasajes con opción al upgrade a Business lo hacen sentir a uno entre importante y mendigo… digo, porque hay que esperar a que no llegue nadie más y poner cara de gatito de Shrek para que pueda uno irse sentadito en las butacas amplias con atención preferencial… adivinen… NO FUE MI CASO ESTA VEZ… si bien es cierto había asientos en Business que no habían sido vendidos, llegó una delegación de Ejecutivos VIP Super Comodoro Pavarotti System Sorround con Upgrade Archi Automático y… para Carlitos no alcanzó… (al cabo que ni quería)…
Al ingresar al avión (Boeing 767) y caminar y caminar y caminar hasta llegar a mi asiento, veo a una mina cuarentona pelolais, nariz respingada y perfume potente (rico, pero potente) sentada en el asiento de al lado, ella con una blusa que era casi una segunda piel… apretujen apretujen… bueno, podía darse el lujo de ponerse eso, porque se mantenía super bien. La cosa es que me queda mirando y me dice (yo todavía ni dejaba mi mochilita arriba): “¡HOLA!... estaba atenta esperando a ver quién me tocaba al lado, porque claro, a veces una tiene la suerte de que no te toque nadie al lado y dormir tranquila y otras veces tienes la mala suerte y te toca cualquier persona y otras veces puede que te toque alguien simpático y entretenido…” (un par de segundos de silencio… pasó el shock inicial y…) “ah, hola!” – le dije, y dejé mis cositas arriba… pero ella siguió: “ay, no sé si llevar mi abrigo aquí conmigo o arriba… es que no quiero que se me arruine” (abrigo compuesto por restos de animalitos de pelaje suave, pero de diseño bien ondero y juvenil)… entonces –yo aún de pie- le ofrecí poner su abrigo arriba, sobre todas las cosas que hubiesen… ella sonrió feliz. Y por fin me pude sentar.
“Estoy como nerviosa… ansiosa” – decía ella… y yo imaginándome lo que venía… bla bla bla bla tooooooooodo el viaje… gracias a Dios estaba equivocado y mis plegarias fueron escuchadas, como leerán a continuación.
Para hacerles el cuento corto, me contó su vida (yo sin preguntar nada… ¡NADA!... es más, a veces pecando de mal educado, porque con los audífonos del entretenimiento a bordo, ella seguía y seguía hablando…
Para proteger la identidad no revelaré su nombre, pero es Dentista. Se casó super joven y estuvo con su ex-marido 18 años… y después de pestañearme seguido y tomarse el pelo harto rato mientras me conversaba y contaba cosas, al final de la cháchara me confidenció que su viaje era para pasar 3 semanas con un amigo de la infancia con quien se re-encontró y con quien está como quinceañera… chatean todos los días y se hablan por teléfono y ella venía como embalada a encontrarse con él…
Mientras me hablaba y hablaba y hablaba y hablaba y hablaba y hablaba y hablaba y hablaba y hablaba y hablaba y hablaba y hablaba y hablaba… llegaron los audífonos y comenzó el entretenimiento a bordo. Me puse a revisar las opciones de películas y series y esas cosas y ella –preguntándomelo todo- comenzó a apretar botones en su pantalla… y algo le pasaba a su pantalla que el Menú no avanzaba por más que le hacía cosas. Llamamos a una tripulante y ella, desde la consola central, reseteó ese monitor… esperar 5 minutos y volver a encender… y nada… y la volvió a resetear 3 veces… hasta que ella dijo que si yo le podía convidar uno de mis audífonos, porque no se dormía si no veía una película… y no poh… o sea, caballerito seré, pero si iba a tenerla pegada todo lo que durara una película, haciendo comentarios, conversando, sin tener la opción de dormirme si me daba la gana, etc., etc., etc… pucha, sorry, pero no. Volvió a pestañear rapidito y… no… sorry… y le dio un mini arrebato infantil: “ay pucha oh… y qué hago yo ahora… mi pantalla no funciona, quiero ver una película para dormirme, pero primero quiero cenar y tengo como frío, entonces quiero taparme luego con la mantita y…” (todo eso mientras hacía unos movimientos como de cabra chica con pataleta). Le dije que pidiera cambio de asiento a uno con la pantalla buena y… justo pasó una tripulante y le preguntamos… y voilá… había un asiento desocupadito al oooootro lado del pasillo… J J J. Así es que dejó sus cositas en la bolsa de su asiento, previa amenzada de que volvería apenas despertara en la mañana y moviendo la manito se fue hacia el otro lado… y yo, con sonrisa maliciosa, pegué un suspiro y me acomodé en los 2 asientos que quedaban a mi entera disposición (¡gracias Diosito!)… la cena rica, la película pintaba pa’ buena, pero el sueño me la ganó.
Como a las 03:30 am pasaron sirviendo el desayuno y, antes de que retiraran la bandeja, llegó ella… “ ¡ HOLIS ! … ví una película super buena y me dormí, pero me acordaba de ti y que tenías los 2 asientos y… bla bla bla bla”… (partimos)… luego me dijo que iba a Nueva York y me contó la historia del amigui con quien estaba embalada y me pidió que la apoyara y acompañara hasta casi subirse al otro avión porque no cachaba cómo y se mareaba con estas cosas y… (ella, como yo, tenía combinación con American Airlines). En el counter de American nos separamos, porque ella tenía un vuelo doméstico (dentro de USA) y yo tenía otro vuelo Internacional (rumbo a Toronto, Canadá).
Esta vez nadie me revisó nada más que lo usual… pasé por todos los controles comunes y corrientes, pero nadie me pasó papelitos por el cuerpo o me metieron a las cabinas de aire ni nada de esas cosas que viví en mi anterior maratón por USA a fines del año pasado. Con los ojos bien abiertos no más para recoger las maletas, recorrer el aeropuerto de Miami por dentro hasta encontrar el counter de American y meterme por el Gate correcto… pero ya estoy acá.
El vuelo LAN Santiago Miami llegó a las 05:05 am y el American sale a Toronto a las 09:40… así es que entre trámites de inmigración, huellas digitales, pasaportes, recoger maleta, caminar al counter de American, chequearse, entregar nuevamente la maleta, pasar por Policía y por Aduana (sacarse los zapatos, cinturón y lo clásico) y encontrar el Gate por donde saldrá mi avión (ah, pasé al bañito también)… ya son las 08:00 am. Llevo con el notebook abierto un rato y ahora será el turno de un rico café…
Así van las cosas… viendo noticias en inglés (acostumbrando la orejita al language), viendo pasaportes de muchas nacionalidades en las manos de sus propietarios y yo sentadito en la puerta del Gate D46, por donde en 1 hora más seguirá el comienzo de esta nueva aventura…
Esta cosa de los pasajes con opción al upgrade a Business lo hacen sentir a uno entre importante y mendigo… digo, porque hay que esperar a que no llegue nadie más y poner cara de gatito de Shrek para que pueda uno irse sentadito en las butacas amplias con atención preferencial… adivinen… NO FUE MI CASO ESTA VEZ… si bien es cierto había asientos en Business que no habían sido vendidos, llegó una delegación de Ejecutivos VIP Super Comodoro Pavarotti System Sorround con Upgrade Archi Automático y… para Carlitos no alcanzó… (al cabo que ni quería)…
Al ingresar al avión (Boeing 767) y caminar y caminar y caminar hasta llegar a mi asiento, veo a una mina cuarentona pelolais, nariz respingada y perfume potente (rico, pero potente) sentada en el asiento de al lado, ella con una blusa que era casi una segunda piel… apretujen apretujen… bueno, podía darse el lujo de ponerse eso, porque se mantenía super bien. La cosa es que me queda mirando y me dice (yo todavía ni dejaba mi mochilita arriba): “¡HOLA!... estaba atenta esperando a ver quién me tocaba al lado, porque claro, a veces una tiene la suerte de que no te toque nadie al lado y dormir tranquila y otras veces tienes la mala suerte y te toca cualquier persona y otras veces puede que te toque alguien simpático y entretenido…” (un par de segundos de silencio… pasó el shock inicial y…) “ah, hola!” – le dije, y dejé mis cositas arriba… pero ella siguió: “ay, no sé si llevar mi abrigo aquí conmigo o arriba… es que no quiero que se me arruine” (abrigo compuesto por restos de animalitos de pelaje suave, pero de diseño bien ondero y juvenil)… entonces –yo aún de pie- le ofrecí poner su abrigo arriba, sobre todas las cosas que hubiesen… ella sonrió feliz. Y por fin me pude sentar.
“Estoy como nerviosa… ansiosa” – decía ella… y yo imaginándome lo que venía… bla bla bla bla tooooooooodo el viaje… gracias a Dios estaba equivocado y mis plegarias fueron escuchadas, como leerán a continuación.
Para hacerles el cuento corto, me contó su vida (yo sin preguntar nada… ¡NADA!... es más, a veces pecando de mal educado, porque con los audífonos del entretenimiento a bordo, ella seguía y seguía hablando…
Para proteger la identidad no revelaré su nombre, pero es Dentista. Se casó super joven y estuvo con su ex-marido 18 años… y después de pestañearme seguido y tomarse el pelo harto rato mientras me conversaba y contaba cosas, al final de la cháchara me confidenció que su viaje era para pasar 3 semanas con un amigo de la infancia con quien se re-encontró y con quien está como quinceañera… chatean todos los días y se hablan por teléfono y ella venía como embalada a encontrarse con él…
Mientras me hablaba y hablaba y hablaba y hablaba y hablaba y hablaba y hablaba y hablaba y hablaba y hablaba y hablaba y hablaba y hablaba… llegaron los audífonos y comenzó el entretenimiento a bordo. Me puse a revisar las opciones de películas y series y esas cosas y ella –preguntándomelo todo- comenzó a apretar botones en su pantalla… y algo le pasaba a su pantalla que el Menú no avanzaba por más que le hacía cosas. Llamamos a una tripulante y ella, desde la consola central, reseteó ese monitor… esperar 5 minutos y volver a encender… y nada… y la volvió a resetear 3 veces… hasta que ella dijo que si yo le podía convidar uno de mis audífonos, porque no se dormía si no veía una película… y no poh… o sea, caballerito seré, pero si iba a tenerla pegada todo lo que durara una película, haciendo comentarios, conversando, sin tener la opción de dormirme si me daba la gana, etc., etc., etc… pucha, sorry, pero no. Volvió a pestañear rapidito y… no… sorry… y le dio un mini arrebato infantil: “ay pucha oh… y qué hago yo ahora… mi pantalla no funciona, quiero ver una película para dormirme, pero primero quiero cenar y tengo como frío, entonces quiero taparme luego con la mantita y…” (todo eso mientras hacía unos movimientos como de cabra chica con pataleta). Le dije que pidiera cambio de asiento a uno con la pantalla buena y… justo pasó una tripulante y le preguntamos… y voilá… había un asiento desocupadito al oooootro lado del pasillo… J J J. Así es que dejó sus cositas en la bolsa de su asiento, previa amenzada de que volvería apenas despertara en la mañana y moviendo la manito se fue hacia el otro lado… y yo, con sonrisa maliciosa, pegué un suspiro y me acomodé en los 2 asientos que quedaban a mi entera disposición (¡gracias Diosito!)… la cena rica, la película pintaba pa’ buena, pero el sueño me la ganó.
Como a las 03:30 am pasaron sirviendo el desayuno y, antes de que retiraran la bandeja, llegó ella… “ ¡ HOLIS ! … ví una película super buena y me dormí, pero me acordaba de ti y que tenías los 2 asientos y… bla bla bla bla”… (partimos)… luego me dijo que iba a Nueva York y me contó la historia del amigui con quien estaba embalada y me pidió que la apoyara y acompañara hasta casi subirse al otro avión porque no cachaba cómo y se mareaba con estas cosas y… (ella, como yo, tenía combinación con American Airlines). En el counter de American nos separamos, porque ella tenía un vuelo doméstico (dentro de USA) y yo tenía otro vuelo Internacional (rumbo a Toronto, Canadá).
Esta vez nadie me revisó nada más que lo usual… pasé por todos los controles comunes y corrientes, pero nadie me pasó papelitos por el cuerpo o me metieron a las cabinas de aire ni nada de esas cosas que viví en mi anterior maratón por USA a fines del año pasado. Con los ojos bien abiertos no más para recoger las maletas, recorrer el aeropuerto de Miami por dentro hasta encontrar el counter de American y meterme por el Gate correcto… pero ya estoy acá.
El vuelo LAN Santiago Miami llegó a las 05:05 am y el American sale a Toronto a las 09:40… así es que entre trámites de inmigración, huellas digitales, pasaportes, recoger maleta, caminar al counter de American, chequearse, entregar nuevamente la maleta, pasar por Policía y por Aduana (sacarse los zapatos, cinturón y lo clásico) y encontrar el Gate por donde saldrá mi avión (ah, pasé al bañito también)… ya son las 08:00 am. Llevo con el notebook abierto un rato y ahora será el turno de un rico café…
Así van las cosas… viendo noticias en inglés (acostumbrando la orejita al language), viendo pasaportes de muchas nacionalidades en las manos de sus propietarios y yo sentadito en la puerta del Gate D46, por donde en 1 hora más seguirá el comienzo de esta nueva aventura…
5 comentarios:
Holi...
No podia dejar de leer este viaje es un poco como viajar también contigo, Oye si te leo y parece que te escucho... me reí mucho con la mima cuarentona, habemos minas cuarentonas más soportables.
Un gran abrazo y Ojo con la French!!
Hermano mio, por fin pude entrar a leer tus peripecias.... shoata shoata... que mina mas.. mmm... típicamente pelolais chilensis ja... y no puedo parar de reir imaginando tu cara y respuestas jajaja... en fin, no hagas nada que yo no haría (soltera claro), cuídate y pásalo chanchoooooo, te quiero muuuucho, tu mana'
Carlitos:
¡¡Qué insoportable tu compañerita!! Me agoté de solo leerte. En todo caso, muy entretenido el relato.
Cariños.
Peky.
Maestro:
Me he reido mucho con tus pericias y la cuarentona... no me pierdo la segunda parte y llegada a Toronto...
Buen viaje... y feliz retorno..
JS
Carlos Miranda....Donde Estai????, que hacis en Toronto, mira no se ni como llegue a tu Blog pero me parece fantastico que te pueda mandar un saludo a la distancia y aprovechar para copuchar un poco. Bueno la idea era mandarte saludos y que estis super bien
Andres Vera
ex-Transbank y compañero tuyo
avera@tecnocal.com
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